Los avances de la ciencia y la tecnología médicas han dado lugar a toda una serie de nuevos dispositivos médicos que pueden ayudar a las personas con diversas dolencias. Por ejemplo, los desfibriladores cardíacos pueden salvar vidas y las caderas artificiales permiten caminar sin dolor. Pero, como cualquier otro producto del mercado, los dispositivos médicos a veces pueden ser defectuosos y causar lesiones graves o provocar la muerte de un paciente.
Una cuestión preocupante es si todas estas lesiones y muertes causadas por dispositivos médicos defectuosos se notifican y tratan adecuadamente. Los datos de la Brookings Institution, un grupo de reflexión no partidista de Washington D.C., indican que unas 3.000 muertes al año se deben en parte a dispositivos médicos defectuosos. Aunque este dato es preocupante en sí mismo, el mayor problema es que las cifras reales podrían ser mucho mayores.
Los medicamentos de venta con receta tienen códigos de identificación únicos que facilitan su comprobación por parte de las organizaciones que hacen un seguimiento de la seguridad de esos fármacos. Así, el público puede ser más consciente cuando se producen lesiones o muertes por medicamentos peligrosos. En cambio, no existen tales identificadores para los productos sanitarios. En su lugar, la FDA se limita a confiar en que los hospitales, residencias de ancianos y fabricantes de dispositivos médicos informen de cualquier problema conocido con los dispositivos. Pero incluso la FDA ha advertido de que este tipo de notificación no es completa ni exacta.
Si una persona en el Condado de Orange, o sus seres queridos, sospechan que han sido lesionados por un producto inseguro como un dispositivo médico defectuoso, deben investigar sus opciones legales. Aunque la FDA u otra organización no haya advertido sobre el producto, éste puede causar lesiones. En tales casos, las víctimas pueden presentar responsabilidad por productos defectuosos reclamaciones contra el fabricante y, posiblemente, otras partes relacionadas.
Fuente: The New York Times, "Por qué los productos sanitarios no son más seguros," Austin Frakt, consultado el 2 de junio de 2016.